Design Thinking.

El Design Thinking como herramienta fundamental para la resolución de problemas tiene varios principios fundamentales que debemos tener en cuenta para sacar el máximo de esta metodología.

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¿QUÉ ES DESIGN THINKING?

En la actualidad muchos hemos escuchado el concepto Design Thinking en el mundo del Diseño, pero también ha tomado fuerza como parte de las estrategias de negocio de las empresas, estrategias de innovación, gestión de fuerza laboral, entre otros.

Esto se debe a que si definimos el fundamento del Design Thinking, entendemos que es un marco de trabajo dirigido a plantear y resolver problemas a partir del entendimiento de las necesidades de las personas.

Esta forma de trabajar se basa en diferentes principios, uno de los cuales, queremos recalcar, es que está centrado en las personas, los problemas, necesidades, lo que piensan y sienten, y a partir de esta información se hace factible resolver el problema que enfrenta el negocio.

Otro principio fundamental es que es co-creativo, esto quiere decir, que requiere de un equipo de trabajo que se vincule a lo largo del proceso creativo y de su resolución.

Por último, es un proceso iterativo, el cual se alimenta y mejora con el tiempo; y en la medida en que aprendemos y ponemos en práctica las lecciones de cada iteración, se va construyendo una solución más sólida y a la vez flexible,  que se va adaptando a los cambios en las necesidades del negocio y de las personas.

Si bien el proceso del Design Thinking no es secuencial y se debe adaptar a las necesidades del problema que queremos resolver, podemos basarnos en unos pasos como guía para su desarrollo 

 
  1. Entendimiento
 

Ya que vamos a resolver un problema a partir de las necesidades de las personas o en particular del usuario al que nos dirigimos, debemos ponernos en sus zapatos para empatizar entendiendo los elementos que moldean el comportamiento humano para aplicarlo al proceso de diseño.

Esta parte del proceso denominada design research plantea que entendamos las dimensiones de las personas desde lo más superficial, qué es lo que las personas dicen, piensan y hacen, hasta lo más profundo, qué es lo que utilizan, dan por hecho, sienten y sueñan. 

 
  1. Conceptualización
 

En este punto vamos a dejar volar la imaginación con la ideación a partir de los insights tomados del entendimiento, vamos a redefinir el problema inicial para luego articular todo el conjunto de ideas.

Se debe ver el problema desde diferentes puntos de vista, entender qué retos se desprenden del mismo y preguntarnos qué problemas más pequeños está generando la necesidad inicial que se busca resolver. Empezar por acá hace que cuando lleguemos al siguiente paso, que puede visualizarse como la famosa lluvia de ideas, lleguemos con la mente abierta, con fundamentos y con un mundo de posibilidades mucho más amplio.

En la lluvia de ideas podemos ayudarnos con preguntas como ¿qué sucede si cambiamos..? o ¿y si eliminamos..?, al igual que con estímulos visuales o sensoriales que siembren en el equipo semillas de la solución a la necesidad.

Al finalizar esta parte del proceso, debemos definir una idea o concepto final que será la respuesta al problema planteado.

 
  1. Materialización
 

Llegó el momento de prototipar la solución obtenida con el fin de explorar, evaluar y aprender de la misma.

Al crear un prototipo y validar con una persona o usuario real la solución, se logra reducir recursos y tiempo invertido en el proyecto, comprobar su funcionalidad antes de llegar a invertir en costos de desarrollo, construcción o creación del tangible final.

 
  1. Testeo

Por último, es el momento de probar la solución con el usuario. Aprender de la solución que creamos y capturar ese conocimiento para iterar y fortalecer el resultado.

El testeo puede hacerse de diferentes maneras dependiendo el prototipo que creamos, pero lo importante de este último paso es capturar lo que aprendemos, los elementos positivos, elementos negativos, dudas, preguntas y las nuevas ideas que van surgiendo.

El design thinking comprende diferentes metodologías aplicadas, como
Design Sprint y otras más que tienen como base estas mismas fases pero que varían por su enfoque, proceso y tipos de objetivos. Lo importante es usar la que mejor se aplique a la necesidad de nuestro usuario y teniendo en cuentas las características de nuestro equipo de trabajo.

Daniela Almonacid

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